Esta posición tiene su historia . Se llega después de las siguientes jugadas:
1.d4 ¤f6 2.¤f3 e6 3.c4 ¥b4+ 4.¥d2 ¥xd2+ 5.£xd2 b6 6.g3 ¥b7 7.¥g2 0–0 8.¤c3 ¤e4 9.£c2 ¤xc3
En 1926, el conductor de las blancas Mario Monticelli sorprendió a su rival, Ladislav Prokes, y a todo el mundo jugando la magnífica 10.Cg5, jugada que gana calidad. Los teóricos afirmaron que esa jugada era irrefutable.
La partida continuó: 10.¤g5 ¤e4 11.¥xe4 ¥xe4 12.£xe4 £xg5 13.£xa8 £a5+ 14.¢f1 £a6 15.£e4 £xc4 16.b3 £b4 17.£d3 c5 18.dxc5 £xc5 19.¢g2 f5 20.¦ac1 £a3 21.¦c2 d5 22.¦c7 £d6 23.¦hc1 ¤d7 24.¦1c6 £e7 25.¦xa7 f4 26.¦cc7 fxg3 27.hxg3 £f7 28.f3 ¦d8 29.¦xd7 1–0
Aunque habían pasado ya cinco años, Capablanca cayó en la misma trampa en la octava partida de su match contra Euwe disputado en Amsterdam en 1931. La informática aún era un sueño y el Informator ni siquera estaba concebido en la cabeza de Matanovic.
El cubano estuvo perdido, pero al final consiguió tablas. Los críticos se burlaron de él por desconocer esta trampa. Herido en su orgullo volvió a ensayarla en la décima partida para demostrar que no hay nada definitivo en ajedrez y dejar en ridículo a todos los teóricos.
10.¤g5 ¤e4 11.¥xe4 ¥xe4 12.£xe4 £xg5 13.£xa8 ¤c6 14.£b7 ¤xd4 15.¦d1 c5! [En la octava partida del match el genial cubano jugó 15...£e5 16.e3 ¤c2+ 17.¢e2 d5 18.¦d2 £xb2 19.cxd5 £b5+ 20.¢f3 ¤b4 21.¦c1 £a5 22.d6 cxd6 23.¦c8 g6 24.¦xf8+ ¢xf8 y aquí capturando el peón de d6 debería conducir a una fácil victoria. Euwe se complicó bastante la vida y acabó entablando con 25.£c8+ ¢e7 26.£c7+ ¢f6 27.£c3+ ¢e7 28.£c7+ ¢f6 29.£d8+ ¢g7 30.£xd6 ¤xa2 31.£d4+ e5 32.£d5 £xd5+ 33.¦xd5 e4+ 34.¢f4 ¤b4 35.¦b5 ¤d3+ 36.¢xe4 ¤xf2+ 37.¢d4 f5 38.¦b2 ¤g4 39.h3 ¤f6 40.¦c2 ¤e4 41.g4 ¢f6 42.gxf5 ¢xf5 43.¦c7 ¤g5 44.¦xa7 h5 45.¦a3 ¤f3+ 46.¢d3 ¤g1 47.¢d2 g5 48.¦b3 h4 49.¦xb6 ¤xh3 50.¢e2 g4 51.¦b5+ ¢e4 52.¦b4+ ¢f5 53.¢f1 ¢g5 54.¦b5+ ¢g6 55.¦b4 ¢h5 56.¦b5+ ¤g5] 16.e3 ( Si £d7 £e5 con fuerte iniciativa por la calidad) .¤c2+ 17.¢d2 £f5 18.£g2 ¤b4 19.e4 (Magistralmente Capablanca ha creado, por medio de la amenaza de entrar con la dama y el caballo sobre el rey, un punto fuerte para su caballo en d4. Ahora, ya es fácil de comprender para cualquier jugador que el material está compensado ) £f6 20.¢c1 ¤xa2+ 21.¢b1 ¤b4 22.¦xd7 ¤c6 23.f4 e5! (Anticipándose a la jugada e5, que daría acción a la dama y consolidando definitivamente la posesión del cuadro d4, donde se amenaza colocar el caballo) 24.¦hd1 ¤d4 25.¦xa7 exf4 26.gxf4 £xf4 27.¦e1 ¤f3 28.¦e2 ¤d4 29.¦e1 y tablas por repetición de jugadas. Las blancas se conforman con el empate, porque para hacer desaparecer al poderoso caballo de d4 deben recurrir al sacrificio de la calidad ganada.
En años posteriores se jugó esta variante pero los intentos blancos de conseguir algo no fructificaron y en la actualidad esta línea es sinónimo de tablas. El blanco prefiere desviarse con anterioridad, por ejemplo, con 8.0-0.
3 comentarios:
Si no recuerdo mal esta anécdota aparece en uno de los tratados de Grau (posiblemente en el Tomo III que es el único que he tenido por casa durante una larga temporada, aunque no estoy del todo seguro).
De todas formas me prestó recordarla.
Un saludo.
Buena observación. De ahí sale, precisamente, la anécdota.
buen blog, si señor, con calidad.
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