"En el año 1936, en Moscú, durante el importante torneo internacional que allí se jugaba, fui testigo de un juego reanudado entre Capablanca y Ragozin. El ex campeón mundial tenía un peón de más, y con él, la victoria garantizada. Sin embargo, para mi sorpresa, Capablanca no emprendía ofensivas y prefería esperar. Al final su adversario cometió un error y el cubano ganó otro peón y al poco también la partida.
'¿Por qué no ha intentado realizar su ventaja desde el principio?' -me atreví a preguntarle al gran virtuoso del ajedrez. Él me regaló una sonrisa condescendiente: 'Era más práctico esperar'"
No hay comentarios:
Publicar un comentario