La noche del miercoles me acosté pensando que al día siguiente tendría que buscar un buen antídoto contra el Gambito Letón, una linea que mi rival del sábado, Edu, conoce bastante bien. En la madrugada me desperté sobresaltado y entonces lo vi todo claro: 2.d4 Curiosamente es una jugada que evita en cierta manera el letón y no trastoca mis planes. No recuerdo soñar aquel día pero mi cerebro andaba dándole vueltas a la posición de forma inconsciente.
La noche pasada si que tuve un sueño, mejor dicho una pesadilla. Me presentaba a la partida y mi rival no era Edu sino ¡¡Alberto Andrés!! No me lo podía creer. (Lo normal sería extrañarme que me tocara un rival que no está jugando; en los sueños hasta lo más inverosímil se hace creible). Me levanto a mirar los emparejamientos y resulta que el Miri (será cabrón) había pedido un bye y variaba todos los pareos. Encima en medio de la partida tenía que cambiar el tablero porque no tenía los cuadros marcados y no podía analizar bien. Recuerdo someramente la partida. Era una Pirc pero tenía los Caballos en f3 y g3 y todavía no había desarrollado mi alfil de rey. Mi rival jugaba rápido y yo tardaba en moverlas. No recuerdo más del sueño pero me da que el final no fue muy féliz.
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